
La búsqueda de “la fuente de la eterna juventud” por siglos ha inspirado a artistas, leyendas y viajes de exploración a desconocidas tierras, sin embargo los seres humanos seguimos teniendo una esperanza de vida muy similar a la que tenían nuestros padres y abuelos. Árboles que viven miles de años y almejas que se ha registrado han superado los 500 años de vida parecen decirnos que extender la vida es posible.
La fuente de la senescencia
Tal vez hemos estado buscando la fuente equivocada, ya en 1965 Leonard Hayflick demostró que las células solamente llegan a 40 o 60 ciclos de replicación in vitro. Luego de llegar a este número las células aunque se rodearan de otras jóvenes dejaban de reproducirse.
Hoy se cuenta con evidencia experimental que sugiere que algunos cambios epigenéticos pueden ser determinantes críticos en la senescencia celular y en el envejecimiento.
De tal forma puede ser que en vez de buscar la fuente de la juventud y beber de ella deberíamos dejar de hacerlo de la de la senescencia.
Lo más nuevo en terapias.

La doctora Corina Amor, inmunóloga española, presentó el 2019 el artículo “Senolytic CAR T cells reverse senescence-associated pathologies” – en la que presenta una terapia que eliminaría las células senescentes que son corresponsables del envejecimiento. El sistema inmunológico del ser humano es capaz de eliminar estas células, pero con el paso del tiempo, esta capacidad comienza a perderse y estas comienzan a acumularse.
La investigadora concibió una estrategia para utilizar los CART-T, linfocitos T modificados, para eliminar las células senescentes de una manera similar a la en que ya se utilizan para atacar células malignas en ciertas leucemias y linfomas.
Expectativas razonables
En una entrevista dada al diario El País la doctora española relató que, en experiencias con ratones, se ha logrado extender la esperanza de vida en entre un 10% y un 20%. Aunque estas cifras no son tan espectaculares y menos nos acercan a la eterna juventud, sí la calidad de vida en este período mejoró notablemente. La doctora Amor cree que una vez que estos tratamientos puedan simplificarse y ponerse a disposición de la comunidad a un precio razonable la expectativa de vida en humanos podría razonablemente estirarse hasta los 120 o 130 años.